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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Resiliencia: El arte de convertir los obstáculos en oportunidades

A veces la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades: una enfermedad, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño largamente anhelado, problemas económicos…


Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.

La resiliencia, según la definición de la RAE es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero los psicólogos añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis, sino que también podemos salir fortalecidos de ellas.

Las personas resilientes no nacen, se hacen. Lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

¿Por qué es necesario cultivar la Resiliencia? La razón es que vivimos en un entorno cambiante, dinámico, lleno de incertidumbre... y tenemos que sobrevivir en él. Hemos de ser capaces de innovar, de transformarnos personal y profesionalmente. Eso es lo que buscan las empresas. Eso es a lo que debemos aspirar, tanto en el mundo laboral como fuera de él.

¿Cómo es una persona resiliente?

Cultivar la Resiliencia es productivo a todos los niveles. Esta competencia aporta equilibrio a la persona y la orienta hacia el éxito. Es uno de los requisitos básicos para ser un buen líder. 

En las personas resilientes podemos identificar los siguientes rasgos

- Autocontrol. Presentan un adecuado control de los impulsos y sus emociones en general.

- Autoestima equilibrada. Actitud positiva, se perciben como competentes, por lo que confían en sí mismos.

- Empatía organizacional.

- Visión estratégica.
Su comportamiento tiende al altruismo; les gusta hacer cosas por los demás, siendo importante para ellos que se sientan bien con aquellos que les rodean.

- Capacidad para resolver problemas. Consideran que ante la adversidad tiene recursos para resolver el problema. Alta capacidad de automotivación.

- Son flexibles en sus pensamientos.

Las organizaciones modernas no buscan jefes, sino líderes. Solo las personas con capacidad de superación, compromiso y habilidades relacionales pueden llevar a una empresa por el camino del éxito. En un contexto lleno de incertidumbre hay que transformarse. Liderarse a uno mismo para ser capaz de liderar a los demás miembros del equipo. 

La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.

¿Y tú, eres resiliente?

«El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse».


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