¿Sorprendido? ¿Será un espejismo? ¿Por fin se cuida y valora el capital humano? ¿Dejamos de ser los trabajadores simples números? Parece que se empieza a valorar, cada día más, la importancia de tener un buen equipo de personas a nuestro alrededor, un buen equipo de trabajo y no un puñado de números, porque los trabajadores no son números, es el capital que la empresa más debe valorar, es el capital que mueve la empresa cada día.
En este momento en el que estamos viviendo una de las crisis más severa que se recuerda, hay empresas, grandes y pequeñas, de diversos ámbitos y sectores, en las que hay una manera diferente de hacer las cosas. Empresas donde el planteamiento para generar valor está en las personas. Personas que hacen posible los equipos. Personas que hacen posible los objetivos, así como el despliegue de la estrategia a través de los valores. Valores como la honestidad, la coherencia, la apuesta por el desarrollo de las personas y la conciliación. Porque los valores no están reñidos con el éxito, sino aquellos que permanecen en el tiempo son los portadores del éxito.
Una organización que posee un estilo de dirección centrado en las personas consiguen niveles de rendimiento mayor, el compromiso afectivo que toda empresa busca, así como elevados índices de retención del TALENTO que se traducen en fidelidad cuando la situación mejora y existen, por ejemplo, ofertas mejores. Esto lo saben bien las mejores empresas para trabajar, reconocidas o no por Great Place to Work, consiguiendo generar relaciones de confianza solidas entre empresa y trabajador. Porque la confianza es la base de las relaciones personales, profesionales, económicas…. Si apostamos por generar vínculos asentados en la confianza en nuestros líderes, en los compañeros con los que colaboramos y en el trabajo realizado, resultará muy complicado que cuando la situación mejore, nuestras personas más valiosas decidan marcharse.
¿Por qué nos puede llegar a sorprender este planteamiento si resulta bástate coherente? Creo que es porque, en muchos casos, hemos crecido intoxicados en una sociedad donde parece que el éxito profesional va asociado a la renuncia de una vida plena en otros aspectos. En un mundo cambiante, las formas de hacer negocios también cambian. Me decidí a escribir este post porque, afortunadamente existen compañías en las que el éxito profesional, empresarial y personal no está reñido con una renuncia personal, sino que necesariamente se complementan. Me llena de satisfacción ver como hay grandes corporaciones, pero también pequeñas y medianas empresas que lo tienen tan claro y trabajan en ello.
Por fin, cada vez más, las empresas, la Dirección General y todo su equipo Directivo… tienen muy claro que para conseguir ser los mejores referentes dentro y fuera de la organización, tienen que cuidar a su gente. Este es el camino, este es el principio del verdadero cambio. Un cambio que empieza en uno mismo, bien seas directivo, mando o currito. Un cambio necesario para conseguir que las empresas sean grandes sitios para trabajar, donde desarrollarse y crecer tanto en el ámbito profesional, como personal sea posible.
Cuando un líder vive en primera persona el liderazgo, contagia a su alrededor una forma distinta de hacer las cosas donde la empatía, la asertividad, la creatividad, la innovación y la honestidad, mantenidas en el tiempo se convierten en una realidad que se retroalimenta en los equipos.
Porque sin grandes personas, no hay grandes profesionales, ni grandes empresas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario