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martes, 14 de octubre de 2014

¿Qué puedes hacer por mí?

Nos hemos acostumbrado a buscar “empleos”. Es decir, tratamos de encontrar huecos en los que encajar nuestro CV. Esto, para bien o para mal…ha terminado. Los sistemas de selección se han sofisticado, los CVs ya no van a papeleras de metal, van directamente a la papelera de reciclaje del ordenador del departamento de RRHH.


En los últimos tiempos ha salido al mercado un exceso de profesionales con títulos, MBAs, idiomas y experiencias de lo más variado. Al mismo tiempo la tecnología ha simplificado los procesos y reducido la mano de obra, incluso la de los llamados “cuellos blancos” o ejecutivos.

Ahora, es necesario rediseñar nuestra oferta. Tenemos que darnos cuenta de que ya no somos solo lo que dice nuestra tarjeta o nuestro CV. Nuestro valor va mucho más allá. Hemos de descubrir las necesidades en el mercado que somos realmente capaces de satisfacer.

El CV ha pasado a la historia. Es una herramienta del siglo XX. Hoy, en el siglo XXI hablamos de marca personal. Mientras el CV era una herramienta pensada para tener que vender tu trabajo; la marca personal pretende que te compren, es decir, que sean los demás los que te busquen a ti, pero antes debemos tener claro lo que podemos ofrecer y nuestro valor diferencial.

Un profesional con marca personal no “busca un empleo”, lo que realmente está haciendo es localizar a clientes que estén interesados en lo que ofrece. Por eso decía que el CV ha pasado a la historia, porque no dice lo que el profesional es capaz de hacer. El CV solo es un catálogo de títulos que apenas significan nada en el entorno laboral actual. Un blog, un videoblog o cualquiera de los medios que constantemente aparecen en la red puede ser una muestra del trabajo de un profesional mucho más eficaz que una entrevista de dos horas con un consultor de selección.

Debemos tener en cuenta que, sea cual sea nuestra situación laboral, siempre serás un trabajador con un producto. Aunque no quieras verlo así, los que te contratan lo hacen porque entienden que eres valioso. Cuando dejes de serlo o haya alguien cuyo valor diferencial sea mayor, no tengas ninguna duda de que serás reemplazado. Por lo tanto, te aconsejo que empieces a ver tu profesión como una forma de dar valor a lo que eres capaz de hacer. Si no lo haces, otros se encargarán de hacerlo por ti.

Resumiendo todo esto, si un producto no satisface necesidades, no será comprado, no será un producto, morirá, se extinguirá. Eso ocurre con los empleos. Cualquier historial profesional, por muy brillante que fuese en su momento, deja de ser valioso si no se renueva constantemente. Las marcas comerciales o profesionales, deben estar añadiendo características y atributos constantemente, porque el mercado lo exige. Si tu trabajo deja de ser útil o eficiente, se buscará a otro capaz de hacerlo mejor. Como decían en “El padrino”: “No es nada personal, solo negocios”.

Recuerda que un producto no es necesariamente algo material o con valor económico, solo algo deseado por otro. No lo pienses más, actívate y administra “tu” producto.

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